CANTON CHILLA
PRIMEROS PASOS.
Reconstruir formas de vida pasadas devolverles razón a los recuerdos y retener la vigencia del testimonio constituyen la manera de proponer la historia.
En el sitio Pueblo viejo, ubicado a pocos kilómetros al norte de la cabecera cantonal, se supone estuvo levantado el primer caserío en donde nacería la chilla de nuestros días.
No es casualidad ese nombre con sabor añejo, por el contrario, parece convertirse en constante de los pueblos antiguos, con raíces indígenas. Cosa igual ocurre en Atahualpa y otros lugares de nuestra solidaria geografía.
La edad del asentamiento remota varios siglos. Esto es posible deducir de la colosal infraestructura de piedra que en forma de pirámide escalonada sobresale entre los cerros de pueblo viejo a 2838 metros sobre el nivel del mar.
La formación aprovecha un fenómeno natural y esta rodeada por muros de piedra que protegían los taludes mientras daban forma a la construcción.
No es posible establecer su función original mientras no se tengan informaciones fundamentada en excavaciones y más estudios complementarios. Actividades religiosas, agrícolas, militares, comerciales, etc.
Pudieron haber tenido lugar allí demostrando eso si, la importancia adquirida en su tiempo. El padre Luis Pérez Terán la visito en 1982 e hizo una ligera medición: tiene 30 metros de alto y aproximadamente igual cantidad en el diámetro mayor de la plataforma superior, que tiene forma ovoide.
Los escalones o terrazas orientales dan acceso a esa pequeña cúspide los otros flancos presentan grandes bloques rectangulares y uniformes de 1.5 metros cada uno.
Es frecuente encontrar osamentas, fragmentos y piezas de cerámicas en este sitio y en los cerros Chilola y Yayaurco.
En el primero hay pequeñas cavidades rectangulares labradas en la roca, que pudieron servir para enterrar a los difuntos.
Para resumir la historia inicial, en efecto, el pueblo indio antiguo estuvo en el sitio de pueblo viejo, venciendo las alturas tan importantes y estratégicos como otros vecinos.
Tras el colapso demográfico del siglo XVI quedo deshabilitado y pocos supervivientes permanecieron custodiando la preciada tierra reeditando sus efectos y alianzas.
Al recuperarse la masa poblacional busca una instalación más cercana a la costa, sus rutas comerciales y logra concentrarse en el lugar mas bajo.
Chilla convoca a descendientes de viejos linajes y al comenzar el siglo XIX ya tiene forma e identidad.
LA DISTANCIA EN EL OLVIDO.
Etnias con raíz cañarí dominaban la cordillera de Chilla y su puesto principal era Yúlug.
Pasado el tiempo los declives montañosos comenzaron a fecundar por todas partes donde se prodigaba su descendencia.
Diversas comunidades de reducidas dimensiones se iban formando al ratificar la propiedad de la tierra y su vida transcurría solitaria solo agitaba por los vientos fríos y los rigores del clima.
Aunque la trascendencia de Chilla era menor todavía, las noticias empiezan a dar fe de su temperamento en las primeras décadas del siglo XVIII.
Daidamia Vélez y compañeras encontraron un dato valioso. Mateo Cuenca, cacique del pueblo indio, encabezaba en 1729 un movimiento contra Gerónimo Pacheco, ambicioso hombre oriundo de Guanazan, con pretensiones de apoderarse de las tierras comunitarias para incorpóralas a su hacienda.
La pugna fue llevada ante los tribunales de la audiencia.
Esta fallo a favor de los indios y dispuso al corregidor de Loja que fijara los límites definitivos de la comuna.
REMINISCENCIAS DE LA INDEPENDENCIA.
El 5 de febrero de 1822 el General Antonio José de Sucre llega a Yúlug, procedente de pasaje, ala frente de las tropas que proponían liberación de Quito.
A su paso iba reclutando patriotas para aumentar las fuerza del ejercito liberador y formar el celebre Batallón Yaguachi.
Toda la comarca se vio conmovida por tan importantes vanguardia. Cuando la victoria estuvo sellada, de inmediato se dieron los primeros pasos, ligeros, para alcanzar la plena libertad.
El cabildo municipal justicia y regimiento, las autoridades principales de la Villa de Zaruma, Bonifacio Reyes y Antonio Barsallo, en Octubre de 1824 resuelven la creación de escuelas en Chilla, Guanzan y Manú.
Las precarias condiciones económicas exigían la participación de la población beneficiada para su mantenimiento y el pago de 8 pesos mensuales al profesor.
A fines de 1825 recibía nombramiento de alcalde de indígenas don Cipriano Amay.
EN LA REPUBLICA.
Temprano, en el comienzo de la joven república, Chilla continuaba la resistencia contra la soledad de su apartada geografía.
En 1840 Yúlug es parroquia de Zaruma e incluye en su vasto territorio a los anejos de Guanazán, Manú y chilla, con su total de 1979 habitantes.
Ocho años después las autoridades del Cantón y provincia consideran prudente solicitar la división de la extensa parroquia en dos, cada una con su respectiva jurisdicción civil y eclesiástica.
Para 1852 Guanazan consta en las divisiones políticas en calidad de parroquia incorporando al anejo de Chilla, condición que mantiene unos pocos años más.
En 1856 los documentos registran a Chilla elevada al nivel de vice parroquia, con extensos territorios, de acuerdo a escrituras públicas registradas según fallo antes mencionado, de las autoridades coloniales en tiempos de la Audiencia.
Inscritos en la provincia de Loja, los pueblos de la cordillera obedecían a sus autoridades, tan alejadas en aquellos tiempos sin caminos ni comunicaciones.
Siendo Chilla vice parroquia de Guanazan, dependía de su hegemonía política, de su letargo, fallos, aciertos y desaciertos.
La justicia y la organización social complicaban toda acción en la azarosa y larga ruta.
En ese mismo año de 1856 otra diligencia se orienta al gobierno central reclamando la nominación jueces natos para la administración de justicia en Chilla.
ULTIMA ACONTECIMIENTOS.
En 1946 aun existe un índice mayoritario de componente indígena en su población. Los caminos de herradura son pésimos; durante el verano pueden transitar en acémilas a Zaruma, Paccha, Guanazan y Pasaje; en el invierno deben permanecer aislados.
Una misión de sacerdotes españoles llego y se dedicado a fortalecer la fe cristiana y la infraestructura.
El padre Juan Lecuona organizo a las poblaciones de Guanazan, Abañin, Huartiguro, El Aguacate y otras, con Chilla a la cabeza.
Juntas abrieron a punta de pico y pala el tramo de la carretera a Porotillo, autentica hazaña.
Javier Perea, sacerdote de talento innato, diseño planos de la basílica, luego dirigió su construcción.
EL CANTON ANDINO DE LA COSTA ORENSE.
Nada ha resultado fácil ni regalado para la gente de Chilla. Menos llegar a ser Cantón y aspirar y aspirar a los recursos que pocos desean acaparar.
El Dr. Víctor Nagua lanza en agosto de 1984, la propuesta de convertir a Chilla en Cantón, vieja aspiración de los pueblos orenses para acceder por su cuenta propia al progreso y bienestar.
Reunidos los habitantes en Asamblea popular responden con euforia e inmediatamente forman el “Comité Pro Cantonización “, presidido por el mismo líder, Dr., Nagua. Le acompaña en la directiva Víctor Guanuche
CONDICIONES MATERIALES PARA LA REPRODUCCÍÓN.
Sacudido por recurrentes vendavales e invadido de mantos neblinosos, el paisaje serrano completa su matiz y consagra su devoción a la naturaleza.
Chilla es enclave mas conservado y directo que tenemos en la provincia del Oro con los pobladores originales, con el germen terrígeno de donde emergimos un día sin fecha cierta.
Rodeado de bosques y cerros, incrustadas en ellos Chilla domina el panorama, sin conflictos con la contaminación ni urgida de presiones y apuros consumistas.
La evolución urbana no ha dado pasos desenfrenados persiguiendo reflejos que no le corresponden a un pueblo ligado a costumbres; por fuerzas y convicción, vinculado a la madre tierra, al campo; acostumbrado al contacto natural libre y puro.
De allí que la fisonomía urbana respeta en gran medida el tipo de construcciones funcionales para sobrevivir las imposiciones de su topografía rebelde.
Origen del nombre del Cantón Chilla
Es una jurisdicción geográfica con vida propia que se gesta en tiempos remotos, prehistóricos. ¿El nombre? ... Quizás se derive de aquel instrumento que usaban los cazadores para imitar el chillido de la zorra, el conejo, la liebre y de otros animales, presas de una caza abundante. Tal vez responda a la rica imaginación de los ascendientes al ejecutar sus oficios!...
Los primeros habitantes de Chilla se asentaron en el sitio denominado “Pueblo Viejo”. Fue el asentamiento de la antigua civilización de los NAHOAS o NAGUAS, venidos del sur de México (Mayas y Aztecas) y Centro América, unos doscientos años antes de la venida de los españoles.
Según la tradición, que se ha venido transmitiendo de padres a hijos, pastores y ovejas de ganado vacuno, de Pueblo Viejo encontraron un día una imagen de la Virgen, en un ciénego o tembladera, en el lugar en donde está actualmente la plaza central de Chilla.
Devotamente llevaron la imagen al Santuario de Pueblo Viejo, pero ella regresó inmediatamente, y, así siempre que volvía a llevarla, regresaba de inmediato; por lo que los moradores de Pueblo Viejo comprendieron que la Virgen quería que ellos vinieran a habitar en el sitio de la actual cabecera cantonal, y así lo hicieron efectivamente.
En un principio, Chilla perteneció políticamente a la parroquia Guanazán, y como tal al cantón Zaruma que por entonces pertenecía a la Provincia de Loja según la división territorial de 1869.
Con la creación de la Provincia de El Oro, con los cantones Machala, Santa Rosa y Zaruma; Chilla siguió perteneciendo a este último. Luego con la creación del Cantón Pasaje, Chilla se convirtió en parroquia de este cantón. Para finalmente alcanzar la categoría de cantón el 25 de Julio de 1988.
Lugares Turísticos
En este cantón se encuentra el Santuario de Nuestra Señora de la Natividad VIRGEN DE CHILLA.
Chilla es un santuario, porque allí los orenses, ecuatorianos en general y nutridas afluencias del exterior, llegan a venerar a la Santísima Virgen, caminando o en caravanas, el ocho de septiembre de todos los años.
Es impresionante la devoción y los sacrificios en honor de la Madre de Dios cuyas bendiciones presenciales por esos parajes dan testimonio de una divina predilección. Los chillanos y peregrinos se abrazan a la fe en su Virgen milagrosa.
Producción
Las principales actividades económicas de los moradores de este cantón son la agricultura, la ganadería, la avicultura , el comercio, la pequeña industria como la fabricación de ladrillos y tejas para la construcción de casas, el procesamiento de quesos en las haciendas, en menor grado, carpinterías y talleres de costura en general, panadería y otras
Los productos de la agricultura son de sierra. Hortalizas y legumbres, papas, trigo, avena, higos, panela, cuyes, aves de corral, ganado vacuno y lanar, etc.
Configuran la vegetación y la fauna de este cantón con perspectivas de abastecer al mercado regional, con excedentes para la exportación.
Los grandes propietarios tienen sus haciendas ganaderas o fincas productoras de café, cacao, orito, plátano, guineo seda o filipino, y otros productos de clima cálido. Se estima que en la zona de Dumarí, que es zona ganadera de primera calidad, está el 50% del porcentaje económico de la zona, y que el otro 50% del porcentaje económico de Chilla está en la zona que producen alimentos de clima cálido, como las de Chillaguro, Pejeyacu, Carabota y otras.
Se trata de un cantón grande cubre el 9.02% del territorio provincial afecto a la naturaleza conserva abundantes pastos, paramos, bosques y selva; el resto sirve para cultivos diversos.
El milagro de ver corriendo libres es posible venados y conejos alternan con rebaños de ovejas, en un pueblo dedicado con gran paciencia al pastoreo.
Sobre los 2000 metros crecen pajonales, arboles de laurel, Chinchilla y una fruta aborigen en forma de uva llamada “salapa “de sabor agridulce.
Otra fruta nativa es la luma crece de forma silvestre y no es aprovechada de forma adecuada.
Disponen de más recursos para generar su desarrollo. Minas de caolín para la industria cerámica.
De las peñas brotan burbujeantes aguas termales olorosas al azufre que las compone; siguen su camino para confundirse en el rio Casacay y de allí al gran Jubones.
Tienen atractivos centros turísticos: el balneario de Pivir. Que aprovecha un paradisiaco paisaje natural.
El mejor recurso radica en su paisaje fresco, transparente, ideal para un turista deseoso de calma y cielos azules.
Paradojalmente, la población no puede quedarse a disfrutar del ambiente.
Sin detenernos a repetir cansadas y conocidas listas de causas, la migración tiene aquí un alto índice, en detrimento del fortalecimiento demográfico.
De cuales el 58% vivía en el campo, en comunidades llamadas rurales.
Las masas emigradas, muy numerosas, han logrado provocar en Chilla una tasa de crecimiento negativo; es decir, que día a día disminuya la cantidad de personas que transitan asimétricas calles de la cabecera y los senderos angostos que conducen a barrios y caseríos.
Se han visto rota un tramo importante la estrategia alianza del hombre con el campo.
Los huertos abandonados corren el peligro de erosionarse y atrofiarse y atrofiar su cantidad productiva, justo allí donde tanta población se dedicaba a sacarles hasta la última gota de energía.
Gente sencilla y trabajadora se ve obligada a emigrar a otras ciudades del país en primer lugar para alcanzar educación de nivel superior, mejores condiciones de trabajo y salarios ajustados a sus necesidades.
Una vez en tierra extraña es difícil regresar y se quedan.
LA FE MUEVE MONTAÑAS.
La venerable virgen de la natividad recibe culto no solo de su feligresía si no de la provincia entera y la peregrinación que recibe es testimonio inobjetable de la fe popular.
Caminar 12 horas en cuesta, hasta llegar a los 2400 metros de altura, en medio del gélido viento, solo a bridados por la esperanza, lo demuestra.
Pero antes de confirmar su llegada al espacio del templo moderno, la virgen hizo vivir episodios que entran en lo sobrenatural y de allí probablemente se origino su extraordinaria devoción.
La tradición cristiana arraigada como parte esencial de su identidad mágica ha dado lugar a otro culto.
No obstante poseer uno tan prestigioso, las parcialidades precisan contar benefactores y protectores propios.
La dureza del trabajo en alturas y la seguridad de la organización social interna, asi lo ordena.
En el barrio Panecillo realizan la fiesta en homenaje a Jesús del gran poder con derroches de dones y ritos.
Siguiendo el orden cristiano, los priostes en su turno respectivo financian el gasto de la celebración, incluida la banda de músicos.
PRIMEROS PASOS.
Reconstruir formas de vida pasadas devolverles razón a los recuerdos y retener la vigencia del testimonio constituyen la manera de proponer la historia.
En el sitio Pueblo viejo, ubicado a pocos kilómetros al norte de la cabecera cantonal, se supone estuvo levantado el primer caserío en donde nacería la chilla de nuestros días.
No es casualidad ese nombre con sabor añejo, por el contrario, parece convertirse en constante de los pueblos antiguos, con raíces indígenas. Cosa igual ocurre en Atahualpa y otros lugares de nuestra solidaria geografía.
La edad del asentamiento remota varios siglos. Esto es posible deducir de la colosal infraestructura de piedra que en forma de pirámide escalonada sobresale entre los cerros de pueblo viejo a 2838 metros sobre el nivel del mar.
La formación aprovecha un fenómeno natural y esta rodeada por muros de piedra que protegían los taludes mientras daban forma a la construcción.
No es posible establecer su función original mientras no se tengan informaciones fundamentada en excavaciones y más estudios complementarios. Actividades religiosas, agrícolas, militares, comerciales, etc.
Pudieron haber tenido lugar allí demostrando eso si, la importancia adquirida en su tiempo. El padre Luis Pérez Terán la visito en 1982 e hizo una ligera medición: tiene 30 metros de alto y aproximadamente igual cantidad en el diámetro mayor de la plataforma superior, que tiene forma ovoide.
Los escalones o terrazas orientales dan acceso a esa pequeña cúspide los otros flancos presentan grandes bloques rectangulares y uniformes de 1.5 metros cada uno.
Es frecuente encontrar osamentas, fragmentos y piezas de cerámicas en este sitio y en los cerros Chilola y Yayaurco.
En el primero hay pequeñas cavidades rectangulares labradas en la roca, que pudieron servir para enterrar a los difuntos.
Para resumir la historia inicial, en efecto, el pueblo indio antiguo estuvo en el sitio de pueblo viejo, venciendo las alturas tan importantes y estratégicos como otros vecinos.
Tras el colapso demográfico del siglo XVI quedo deshabilitado y pocos supervivientes permanecieron custodiando la preciada tierra reeditando sus efectos y alianzas.
Al recuperarse la masa poblacional busca una instalación más cercana a la costa, sus rutas comerciales y logra concentrarse en el lugar mas bajo.
Chilla convoca a descendientes de viejos linajes y al comenzar el siglo XIX ya tiene forma e identidad.
LA DISTANCIA EN EL OLVIDO.
Etnias con raíz cañarí dominaban la cordillera de Chilla y su puesto principal era Yúlug.
Pasado el tiempo los declives montañosos comenzaron a fecundar por todas partes donde se prodigaba su descendencia.
Diversas comunidades de reducidas dimensiones se iban formando al ratificar la propiedad de la tierra y su vida transcurría solitaria solo agitaba por los vientos fríos y los rigores del clima.
Aunque la trascendencia de Chilla era menor todavía, las noticias empiezan a dar fe de su temperamento en las primeras décadas del siglo XVIII.
Daidamia Vélez y compañeras encontraron un dato valioso. Mateo Cuenca, cacique del pueblo indio, encabezaba en 1729 un movimiento contra Gerónimo Pacheco, ambicioso hombre oriundo de Guanazan, con pretensiones de apoderarse de las tierras comunitarias para incorpóralas a su hacienda.
La pugna fue llevada ante los tribunales de la audiencia.
Esta fallo a favor de los indios y dispuso al corregidor de Loja que fijara los límites definitivos de la comuna.
REMINISCENCIAS DE LA INDEPENDENCIA.
El 5 de febrero de 1822 el General Antonio José de Sucre llega a Yúlug, procedente de pasaje, ala frente de las tropas que proponían liberación de Quito.
A su paso iba reclutando patriotas para aumentar las fuerza del ejercito liberador y formar el celebre Batallón Yaguachi.
Toda la comarca se vio conmovida por tan importantes vanguardia. Cuando la victoria estuvo sellada, de inmediato se dieron los primeros pasos, ligeros, para alcanzar la plena libertad.
El cabildo municipal justicia y regimiento, las autoridades principales de la Villa de Zaruma, Bonifacio Reyes y Antonio Barsallo, en Octubre de 1824 resuelven la creación de escuelas en Chilla, Guanzan y Manú.
Las precarias condiciones económicas exigían la participación de la población beneficiada para su mantenimiento y el pago de 8 pesos mensuales al profesor.
A fines de 1825 recibía nombramiento de alcalde de indígenas don Cipriano Amay.
EN LA REPUBLICA.
Temprano, en el comienzo de la joven república, Chilla continuaba la resistencia contra la soledad de su apartada geografía.
En 1840 Yúlug es parroquia de Zaruma e incluye en su vasto territorio a los anejos de Guanazán, Manú y chilla, con su total de 1979 habitantes.
Ocho años después las autoridades del Cantón y provincia consideran prudente solicitar la división de la extensa parroquia en dos, cada una con su respectiva jurisdicción civil y eclesiástica.
Para 1852 Guanazan consta en las divisiones políticas en calidad de parroquia incorporando al anejo de Chilla, condición que mantiene unos pocos años más.
En 1856 los documentos registran a Chilla elevada al nivel de vice parroquia, con extensos territorios, de acuerdo a escrituras públicas registradas según fallo antes mencionado, de las autoridades coloniales en tiempos de la Audiencia.
Inscritos en la provincia de Loja, los pueblos de la cordillera obedecían a sus autoridades, tan alejadas en aquellos tiempos sin caminos ni comunicaciones.
Siendo Chilla vice parroquia de Guanazan, dependía de su hegemonía política, de su letargo, fallos, aciertos y desaciertos.
La justicia y la organización social complicaban toda acción en la azarosa y larga ruta.
En ese mismo año de 1856 otra diligencia se orienta al gobierno central reclamando la nominación jueces natos para la administración de justicia en Chilla.
ULTIMA ACONTECIMIENTOS.
En 1946 aun existe un índice mayoritario de componente indígena en su población. Los caminos de herradura son pésimos; durante el verano pueden transitar en acémilas a Zaruma, Paccha, Guanazan y Pasaje; en el invierno deben permanecer aislados.
Una misión de sacerdotes españoles llego y se dedicado a fortalecer la fe cristiana y la infraestructura.
El padre Juan Lecuona organizo a las poblaciones de Guanazan, Abañin, Huartiguro, El Aguacate y otras, con Chilla a la cabeza.
Juntas abrieron a punta de pico y pala el tramo de la carretera a Porotillo, autentica hazaña.
Javier Perea, sacerdote de talento innato, diseño planos de la basílica, luego dirigió su construcción.
EL CANTON ANDINO DE LA COSTA ORENSE.
Nada ha resultado fácil ni regalado para la gente de Chilla. Menos llegar a ser Cantón y aspirar y aspirar a los recursos que pocos desean acaparar.
El Dr. Víctor Nagua lanza en agosto de 1984, la propuesta de convertir a Chilla en Cantón, vieja aspiración de los pueblos orenses para acceder por su cuenta propia al progreso y bienestar.
Reunidos los habitantes en Asamblea popular responden con euforia e inmediatamente forman el “Comité Pro Cantonización “, presidido por el mismo líder, Dr., Nagua. Le acompaña en la directiva Víctor Guanuche
CONDICIONES MATERIALES PARA LA REPRODUCCÍÓN.
Sacudido por recurrentes vendavales e invadido de mantos neblinosos, el paisaje serrano completa su matiz y consagra su devoción a la naturaleza.
Chilla es enclave mas conservado y directo que tenemos en la provincia del Oro con los pobladores originales, con el germen terrígeno de donde emergimos un día sin fecha cierta.
Rodeado de bosques y cerros, incrustadas en ellos Chilla domina el panorama, sin conflictos con la contaminación ni urgida de presiones y apuros consumistas.
La evolución urbana no ha dado pasos desenfrenados persiguiendo reflejos que no le corresponden a un pueblo ligado a costumbres; por fuerzas y convicción, vinculado a la madre tierra, al campo; acostumbrado al contacto natural libre y puro.
De allí que la fisonomía urbana respeta en gran medida el tipo de construcciones funcionales para sobrevivir las imposiciones de su topografía rebelde.
Origen del nombre del Cantón Chilla
Es una jurisdicción geográfica con vida propia que se gesta en tiempos remotos, prehistóricos. ¿El nombre? ... Quizás se derive de aquel instrumento que usaban los cazadores para imitar el chillido de la zorra, el conejo, la liebre y de otros animales, presas de una caza abundante. Tal vez responda a la rica imaginación de los ascendientes al ejecutar sus oficios!...
Los primeros habitantes de Chilla se asentaron en el sitio denominado “Pueblo Viejo”. Fue el asentamiento de la antigua civilización de los NAHOAS o NAGUAS, venidos del sur de México (Mayas y Aztecas) y Centro América, unos doscientos años antes de la venida de los españoles.
Según la tradición, que se ha venido transmitiendo de padres a hijos, pastores y ovejas de ganado vacuno, de Pueblo Viejo encontraron un día una imagen de la Virgen, en un ciénego o tembladera, en el lugar en donde está actualmente la plaza central de Chilla.
Devotamente llevaron la imagen al Santuario de Pueblo Viejo, pero ella regresó inmediatamente, y, así siempre que volvía a llevarla, regresaba de inmediato; por lo que los moradores de Pueblo Viejo comprendieron que la Virgen quería que ellos vinieran a habitar en el sitio de la actual cabecera cantonal, y así lo hicieron efectivamente.
En un principio, Chilla perteneció políticamente a la parroquia Guanazán, y como tal al cantón Zaruma que por entonces pertenecía a la Provincia de Loja según la división territorial de 1869.
Con la creación de la Provincia de El Oro, con los cantones Machala, Santa Rosa y Zaruma; Chilla siguió perteneciendo a este último. Luego con la creación del Cantón Pasaje, Chilla se convirtió en parroquia de este cantón. Para finalmente alcanzar la categoría de cantón el 25 de Julio de 1988.
Lugares Turísticos
En este cantón se encuentra el Santuario de Nuestra Señora de la Natividad VIRGEN DE CHILLA.
Chilla es un santuario, porque allí los orenses, ecuatorianos en general y nutridas afluencias del exterior, llegan a venerar a la Santísima Virgen, caminando o en caravanas, el ocho de septiembre de todos los años.
Es impresionante la devoción y los sacrificios en honor de la Madre de Dios cuyas bendiciones presenciales por esos parajes dan testimonio de una divina predilección. Los chillanos y peregrinos se abrazan a la fe en su Virgen milagrosa.
Producción
Las principales actividades económicas de los moradores de este cantón son la agricultura, la ganadería, la avicultura , el comercio, la pequeña industria como la fabricación de ladrillos y tejas para la construcción de casas, el procesamiento de quesos en las haciendas, en menor grado, carpinterías y talleres de costura en general, panadería y otras
Los productos de la agricultura son de sierra. Hortalizas y legumbres, papas, trigo, avena, higos, panela, cuyes, aves de corral, ganado vacuno y lanar, etc.
Configuran la vegetación y la fauna de este cantón con perspectivas de abastecer al mercado regional, con excedentes para la exportación.
Los grandes propietarios tienen sus haciendas ganaderas o fincas productoras de café, cacao, orito, plátano, guineo seda o filipino, y otros productos de clima cálido. Se estima que en la zona de Dumarí, que es zona ganadera de primera calidad, está el 50% del porcentaje económico de la zona, y que el otro 50% del porcentaje económico de Chilla está en la zona que producen alimentos de clima cálido, como las de Chillaguro, Pejeyacu, Carabota y otras.
Se trata de un cantón grande cubre el 9.02% del territorio provincial afecto a la naturaleza conserva abundantes pastos, paramos, bosques y selva; el resto sirve para cultivos diversos.
El milagro de ver corriendo libres es posible venados y conejos alternan con rebaños de ovejas, en un pueblo dedicado con gran paciencia al pastoreo.
Sobre los 2000 metros crecen pajonales, arboles de laurel, Chinchilla y una fruta aborigen en forma de uva llamada “salapa “de sabor agridulce.
Otra fruta nativa es la luma crece de forma silvestre y no es aprovechada de forma adecuada.
Disponen de más recursos para generar su desarrollo. Minas de caolín para la industria cerámica.
De las peñas brotan burbujeantes aguas termales olorosas al azufre que las compone; siguen su camino para confundirse en el rio Casacay y de allí al gran Jubones.
Tienen atractivos centros turísticos: el balneario de Pivir. Que aprovecha un paradisiaco paisaje natural.
El mejor recurso radica en su paisaje fresco, transparente, ideal para un turista deseoso de calma y cielos azules.
Paradojalmente, la población no puede quedarse a disfrutar del ambiente.
Sin detenernos a repetir cansadas y conocidas listas de causas, la migración tiene aquí un alto índice, en detrimento del fortalecimiento demográfico.
De cuales el 58% vivía en el campo, en comunidades llamadas rurales.
Las masas emigradas, muy numerosas, han logrado provocar en Chilla una tasa de crecimiento negativo; es decir, que día a día disminuya la cantidad de personas que transitan asimétricas calles de la cabecera y los senderos angostos que conducen a barrios y caseríos.
Se han visto rota un tramo importante la estrategia alianza del hombre con el campo.
Los huertos abandonados corren el peligro de erosionarse y atrofiarse y atrofiar su cantidad productiva, justo allí donde tanta población se dedicaba a sacarles hasta la última gota de energía.
Gente sencilla y trabajadora se ve obligada a emigrar a otras ciudades del país en primer lugar para alcanzar educación de nivel superior, mejores condiciones de trabajo y salarios ajustados a sus necesidades.
Una vez en tierra extraña es difícil regresar y se quedan.
LA FE MUEVE MONTAÑAS.
La venerable virgen de la natividad recibe culto no solo de su feligresía si no de la provincia entera y la peregrinación que recibe es testimonio inobjetable de la fe popular.
Caminar 12 horas en cuesta, hasta llegar a los 2400 metros de altura, en medio del gélido viento, solo a bridados por la esperanza, lo demuestra.
Pero antes de confirmar su llegada al espacio del templo moderno, la virgen hizo vivir episodios que entran en lo sobrenatural y de allí probablemente se origino su extraordinaria devoción.
La tradición cristiana arraigada como parte esencial de su identidad mágica ha dado lugar a otro culto.
No obstante poseer uno tan prestigioso, las parcialidades precisan contar benefactores y protectores propios.
La dureza del trabajo en alturas y la seguridad de la organización social interna, asi lo ordena.
En el barrio Panecillo realizan la fiesta en homenaje a Jesús del gran poder con derroches de dones y ritos.
Siguiendo el orden cristiano, los priostes en su turno respectivo financian el gasto de la celebración, incluida la banda de músicos.